Caciques
En un minúsculo espacio puntiagudo se encuentra un corazón gris rosáceo que apenas puede bombear. Fuera, el líquido de la vida es denso, contaminado; recorre el organismo, se instala en sus células hambrientas, haciéndolas emanar un gas tóxico que lo abrasa todo.
El ser resultante se mueve por el mundo aceptando su idiosincrasia pasiva, creyendo que el fuego que se enciende a su paso es de su grandeza, abrazando las cenizas.
En un minúsculo espacio puntiagudo, habita su verdad, ajena al flujo e influjo de las cosas vivas. Ignorante es del rojo saturado, del latir libre, de la satisfacción del oxígeno, de la pureza del agua con renacuajos, del fuego que arde sin quemar nada, de conocer la verdad de la existencia.
En un espacio puntiagudo, yace un ser condenado al infierno.