18
Sep
Off

Tecno-Sur

Andábamos jugando con papeles. Hacíamos caminos sencillos. Paseábamos por ellos y de vez en cuando nos cruzábamos con los de otras. Cuando eso sucedía, nos parábamos a explorar cuál de las 7 maneras de saludarse nos gustaba más. Llegadas a un acuerdo, seguíamos recortando 2 líneas contínuas para caminar.
Un día, sin previo aviso, el espacio abierto sobre el que colocábamos nuestros recortes se llenó de líneas de todo tipo: discontinuas, ondulantes, en zigzag, hechas con tiza, con sal y hasta con leche. Eran más rápidas de hacer y también marcaban caminos que se cruzaban. Las personas que iban por estas corrían, saltaban y hacían volteretas; saludaban con extraños gestos incomprensibles que costaba reproducir. A veces, dibujaban sus líneas sobre los papeles recién colocados y, aunque echábamos mano de las 7 formas de saludar, ni siquiera levantaban la cabeza para mirar.
Posamos nuestras tijeras sobre el papel y nos quedamos paradas, quietas, inmóviles.
Comenzamos a gesticular en un intento de crear una nueva forma de saludar. Primero, muy compleja, casi histérica, que asustaba a quienes se cruzaban y se detenían por curiosidad. Después, más sencilla, recordaba de algún modo a las 7 antiguas, pero nadie se paraba a saludar.
Nos sentamos a contemplar la maraña de líneas, nos volvimos hacia las tijeras y el papel, que ya no está en blanco, sobre este se ha bosquejado una flor, que también está en nuestra mano derecha. Nos levantamos y comenzamos a caminar. A nuestro paso, riberas floridas.

Texto: #Avatar
Fotografía: #Faraón

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